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"Estaba sentado una noche al borde del
océano una noche de verano, mirando desfilar
las olas y sintiendo el ritmo de mi
respiración, cuando tome de repente
conciencia de todo mi medio ambiente como estando
implicado en una gigantesca danza
cósmica.
Siendo físico,
sabía que la arena, las rocas, el agua, el
aire alrededor de mí estaba compuesto de
moléculas vibrantes y de átomos,
consistiendo en partículas que crean y
destruyen otra por interacción. Yo
sabía también que la atmósfera
de la Tierra estaba continuamente bombardeada por
las lluvias de rayos cósmicos,
partículas de alta energía sometidas
a múltiples colisiones cuando penetran el
aire. Todo esto me era familiar por mi
investigación en física sobre altas
energías, pero hasta ahí, solo lo
había experimentado a través de
gráficos, de diagramas, y de teorías
matemáticas. Mientras quedaba en la playa,
mis experimentos teóricos pasados se
volvieron vivientes. Vi cascadas de energía
bajar del espacio en cuyo seno las
partículas estaban creadas y destruidas
según las pulsaciones rítmicas. Vi
los átomos de los elementos y los de mi
cuerpo participar a esta danza cósmica de la
energía. Sentía los ritmos y
entendía los sonidos, y a ese momento
preciso, supe que era la danza de Shiva, el
señor de la danza adorada por los
hindúes."
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